¡Oh cielo de mi Patria! ¡Oh caros horizontes! ¡Oh azules, altos montes;oídme desde allí! La alma mía os saluda,cumbres de la alta Sierra,murallas de esa tierradonde la luz yo vi! Del sol desfallecientea la última vislumbre,vuestra elevada cumbrepostrer asilo da:cual débil esperanzaallí se desvanece:ya más y más fallece,y ya por fin se va. En tanto que la sombrano embargue el firmamento,hasta el postrer momentoen vos me extasiaré;que así como esta tarde,de brumas despejados,tan limpios y azuladosjamás os contemplé. ¡Cuán dulcemente tristemi mente se extasía,oh cara Patria mía,en tu áspero confin!,¡cual cruza el ancho espacio,ay Dios que me separade aquella tierra cara,de América el jardín!En alas del deseo,por esa lontananza,mi corazón se lanzahasta mi pobre hogar. ¡Oh, dulce made mía,con cuanto amor te estrechocontra el doliente pechoque destruyó el pesar!¡Oh, vosotros que al mundoconmigo habéis venido,dentro del mismo nidoy por el mismo amor;y por el mismo senonutridos y abrigados,con los mismos cuidados,arrullos y calor! ¡Amables compañeros,a quienes la alma infanciaen su risueña estanciajugando me enlazócon lazo tal de flores,que ni por ser tan bello,quitárnosle del cuellola suerte consiguió! Entro en el nido amantevuelvo al materno abrigo:¡Oh cuánto pecho amigoyo siento palpitar,en medio el grupo caro,que en tierno estrecho nudollorar tan sólo pudo,llorar y más llorar. ¡Oh cielo de mi Patria! ¡Oh caros horizontes! ¡Oh ya dormidos montesla noche ya os cubrió!:adiós, oh mis amigos,dormid, dormid en calma,que las brumas en la alma, ¡ay, ay! las llevo yo.